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sábado, 30 de julio de 2011

Proceso Historico de Europa

La Fusión Cultural en Europa
En los primeros años del siglo V, los pueblos germánicos, empujados por los jinetes hunos, franquearon las fronteras romanas y penetraron en el Imperio Romano de Occidente.

A principios del siglo VI, estos pueblos se instalaron en las ruinas de una Roma que había sido incapaz de mantener el control en su vasto territorio.
La fecha de 476 marca en la historia tradicional el quiebre entre la existencia del Imperio Romano y el comienzo de un nuevo orden llamado arbitrariamente la “Edad Media”, sin embargo, ese nuevo orden no se construyó de la noche a la mañana y, los cambios en la vida cotidiana no tenían el ritmo de la agitada esfera política.
Durante este período de lenta transformación social, existió en todo el territorio europeo una coexistencia entre dos tipos de culturas diferentes, la romana y la germánica.
Fueron precisos largos años para que las comunidades se asociaran hasta el punto de mezclar sus tradiciones y formar una verdadera nación. Los obstáculos para esta fusión eran ciertamente numerosos, por empezar, cada comunidad tenía su propia lengua, hasta era casi imposible comunicarse.
Los germanos centraban la educación de sus hijos en la guerra, mientras que los romanos estaban acostumbrados a trabajar la tierra, en el campo, o a dedicarse a labores comerciales, artesanales o estatales en las ciudades.

Pero la brecha más poderosa, quizá, entre las dos culturas fue la religión, esa característica que, bajo el lema de la evangelización, marcó la Antigüedad Tardía y transformó por entero a Europa.
El Imperio Romano y la Iglesia (católica) se habían ido identificado una con la otra al punto de implicarse mutuamente. Cuando los germanos eran paganos, como los francos o los sajones, escuchaban más permisivamente a los misioneros romanos.
Pero gran parte de los pueblos germánicos se había convertido ya a una forma de la fe cristiana que la Iglesia había declarado herética: el arrianismo, que ofreció una fuerte resistencia a la predicación católica.
En algunos lugares, prevaleció una cultura sobre otra. Por ejemplo en el sudeste de Inglaterra y en los confines de Germania, donde la presencia romana era ya débil, la cultura de los sajones dominó por entero las nuevas costumbres de las comunidades.
En otras regiones, por el contrario, los germanos sólo representaron una minoría. Los vándalos de Cartagena o los ostrogodos en Italia representaron amenazas fuertes pero pasajeras para el orden romano, que estaba bien enraizado en la comunidad.
Durante estos primeros períodos hubo yuxtaposición y segregación entre las dos culturas. Por ejemplo, en la región cerca de París, la comunidad germánica fundó la villa de Clignancourt, que se instaló al lado de la villa romana de Clichy.

Algunos kilómetros separaban los dos asentamientos, entre ellas se levantaba una barrera: cada comunidad obedecía la ley que su cultura imponía. En un mismo territorio no se castigaba de la misma manera el mismo delito.
Los romanos seguían rigiéndose bajo la lex romana. Los germanos conservaban sus leyes, que luego escribieron en latín.
Pero el tiempo trabajó en favor de la fusión: pasaron generaciones y borró el recuerdo del origen diferente de cada comunidad, los individuos se aproximaron.
¿Cuál de las dos culturas predominó? En cierto punto, cabe decir que los germanos se romanizaron. Pero esto fue más notorio en las clases altas. Los jefes adoptaron la lengua que hablaba la mayoría de sus súbditos, el latín. Pero este latín, tan difícil de aprender, fue modificándose, simplificándose, y llenándose de términos germánicos. Así nacieron las lenguas románicas.
En los sectores bajos y medios de la sociedad, que eran la mayoría y, en definitiva, el principal motor del cambio, sería más apropiado hablar de una preponderancia germánica.
Con el tiempo, la cultura europea comenzó a orbitar cada vez más alrededor de la guerra, un rasgo marcadamente germánico que perduraría durante todo el período medieval.



Historia de España: la Invasion Napoleonica
Posted: 27 Jul 2011 02:10 PM PDT
La Guerra de la Independencia Española fue parte de las llamadas Guerras Napoleónicas, que se azotaron a casi la totalidad de Europa a comienzos del siglo XIX. Francia (Imperio Napoleónico) se enfrentó a una alianza entre España, Reino Unido y Portugal, cuyo objetivo era el control de la Península Ibérica. Hoy os hablaremos de la Invasión Napoleónica que dio inicio la guerra entre España y Francia.

Inicialmente España era aliada de Francia, mediante el acuerdo suscripto por el primer ministro Manuel de Godoy y por Francia, mediante el Tratado de Fontainebleau. En virtud de él, en1807, los ejércitos franceses cruzaron España con el objetivo invadir Portugal.
Pero en 1808, Francia se volvió en contra de España. Bajo el pretexto de reforzar el ejército franco-español que ocupaba Portugal, Francia comenzó a enviar tropas imperiales a España. En febrero de 1808, Napoleón ordenó a los comandantes franceses a tomar las fortalezas militares estratégicas españolas. Era el comienzo de la guerra.
El ejército español se vio prácticamente paralizado: sorprendido, mal equipado, sin sus mejores tropas llevadas por Napoleón a Dinamarca o dispersos desde Portugal a las Islas Baleares.
Para asegurar su hábil maniobra militar, Napoleón tejió una serie de intrigas contra la familia real española. Es lo que se conoce como las Abdicaciones de Bayona, mediante las cuales Napoleón obtiene los derechos sobre la corona de España. El emperador cede sus derechos a su hermano José Bonaparte, quien asumirá como rey de España bajo el título de José I .
Esta usurpación del trono provocó un levantamiento popular que se extendió por todo el país. Los ciudadanos de Madrid se levantaron en rebelión contra la ocupación francesa el 2 de mayo, matando a 150 soldados franceses.

La respuesta fue una brutal represión a los manifestantes que concluyó con los tristemente famosos fusilamientos del 3 de Mayo. Acaba de comenzar la resistencia española y la Guerra de la Independencia.

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